“Saber escuchar, especialmente a los jóvenes que tienen a decir”
Los seres humanos tienen hábitos, gustos, tendencias y temperamentos muy desiguales y, por eso, es común observar la falta de tolerancia y comprensión en sus relaciones. Esas actitudes revelan ausencia de habilidad para lidiar con las situaciones conflictivas que surgen en la convivencia diaria, generando nerviosismo, difamaciones, intrigas, mentiras, ingratitudes, falsedades, odios y tantas otras vibraciones negativas de pensamientos y manifestaciones de malos sentimientos, propios de quien aun tiene reducido desarrollo espiritual.
El Racionalismo Cristiano orienta a las personas a mantener el diálogo en el grupo familiar, en el ambiente de trabajo, en el medio social. Entre tantas habilidades humanas, se destaca la de la conversación, de fundamental importancia en la solución de las divergencias que siempre ocurren en lo cotidiano de toda la gente.
Los seres humanos no tienen noción de la relevancia de lo que es saber oír en la convivencia diaria, pues la mayoría sólo quiere hablar, sobresalir y nunca escuchar, reflexionar, cuando un simple diálogo podría resolver mucha cosa. Si las opiniones de quien habla no son compatibles con las de quien escucha, sobre todo en las discusiones que envuelven radicalismos ideológicos, político partidarios, religiosos y hasta mismo deportivos, surgen las discordias, las antipatías, las enemistades muchas veces definitivas.
Por eso, aconsejamos a las personas a mantener el diálogo en las relaciones, a desarrollar, sobretodo, la habilidad de saber oír con tolerancia y comprensión.
Todos tienen sus problemas, inclusive los jóvenes, que precisan ser oídos en esta etapa de la vida de real importancia en la formación de la personalidad, pues son sensibles a la educación que les fuere dada. Muchos padres juzgan que, por tener poca experiencia de vida, no hay necesidad de escuchar y evaluar lo que los jóvenes dicen, olvidándose de que están pasando por una serie de transformaciones en los aspectos físico, psíquico y social.
Los seres humanos son espíritus en evolución en la Tierra en posesión de un cuerpo físico. El espíritu es eterno y da vida al cuerpo humano en las cuatro fases de su existencia. Luego, los padres tienen mucho que aprender con sus hijos caso ellos ya detenten más evolución espiritual, aunque ese crecimiento evolutivo quede de cierta forma contenido en la infancia y en la juventud, pero que es progresivamente revelado conforme avanzan en edad por las etapas de la madurez y de la vejez.
Por lo tanto, los padres que no oyen a los hijos, que no dan atención a la transición de la infancia para la edad adulta, corren el riesgo de que ellos procuren fuera del hogar el apoyo orientador que no reciben a medida que pasan por nuevas experiencias y búsquedas.
Infelizmente, los jóvenes carentes de afecto, de comprensión, de diálogo en familia son presas fáciles de personas moralmente descalificadas.
Sin embargo si los adultos nunca intentaron comprender a los jóvenes, siempre es tiempo de comenzar a oírlos en relación a sus opiniones y a sus anhelos, a fin de evitar los malentendidos que provocan revueltas, disgustos y decepciones en las relaciones conyugales abatidos, en la ausencia de diálogo entre padres e hijos distanciados, en los lazos de amistad rotos por el radicalismo. Por tanto, nada mejor de que colocar en práctica el Racionalismo Cristiano en sus conversaciones, porque nuestra filosofía de vida agrega valores morales y éticos en las relaciones además de proporcionar tranquilidad espiritual a los interlocutores.