Quien llega a una casa racionalista cristiana debe estar abierto a sus enseñanzas filosóficas. A medida que va asimilando conocimientos espiritualistas, pasa a observar lo cotidiano con más naturalidad, comprendiendo mejor los problemas humanos, casi siempre derivados de la falta de entendimiento de la vida espiritual.
El desconocimiento de la espiritualidad por parte del individuo dificulta el enfrentamiento hasta de las cosas mas sencillas, a las que da importancia innecesaria. Deja de lado lo que precisa encarar como importante para su aprendizaje, porque pierde tiempo en situaciones fáciles de resolver.
Vivir con el conocimiento de la espiritualidad propagado por el Racionalismo Cristiano es pensar en todo, es tener inteligencia ingeniosa, es usar el raciocinio con lucidez, es poseer fuerza de voluntad como poderosa palanca para el suceso. Ser espiritualista es mirar para dentro de sí mismo, analizar sus defectos y tener coraje para corregirlos, porque es preciso tener coraje, sabemos de eso.
¡Cuántas veces la persona se coloca en el papel de víctima para encubrir la misma falta que reprueba en el semejante y está bien visible en ella misma! Observar los errores de los otros es muy fácil. Difícil es tener coraje de observar los propios desvíos de conducta y eliminarlos de su cuerpo fluídico.
A medida que los estudiosos de la filosofía racionalista cristiana van asimilando sus enseñanzas, entienden y ponen en práctica en el día a día los conocimientos adquiridos, aunque tengan cierta dificultad al comienzo. Pero si persistieren, tendrán éxito en lo que pretendieren.
Siendo así, estudien el Racionalismo Cristiano, comprendan el significado de esta filosofía espiritualista destinada a los seres humanos, para que tengan una vida más feliz.
Antonio Cottas
Conocerse a sí mismo como Principio Inteligente y Materia es muy importante, pues el ser humano comienza a descubrir y entender los motivos de las dificultades por las que pasa en su vida, que, antes de esclarecerse, era incapaz de resolverlas al considerarlas insuperables.
A medida que estudia la filosofía racionalista cristiana, la persona va poco a poco absorbiendo sus enseñanzas, da solución al propio yo al descubrir la realidad de la vida, pasa a tener una nueva percepción del mundo en que vive: aprende a convivir con los semejantes, sabe lidiar con las aflicciones del día a día, lo que también es de gran importancia.
Muchas veces las personas se angustian porque no saben lo que hacen en este planeta escuela. No teniendo una dirección segura en sus vidas, se descontrolan por cualquier cosa. Andan sin dirección, en vez de seguir con pasos firmes la trayectoria evolutiva que planificaron en su mundos de estadio, para alcanzar sus objetivos.
Estudiar con empeño el Racionalismo Cristiano es buscar el conocimiento de los -¿por qué?, de la vida. No se trata de la búsqueda de conocimientos que llevan al progreso de naturaleza material, sino de conocimientos que engrandecen al espíritu. Las personas pueden sacar mejor provecho del vivir observando lo que ocurre en torno a sí mismas, pues en cada momento descubrirán siempre algo de nuevo que dignifique la existencia.
La condición espiritual de una persona en innumerables existencias en la continua jornada evolutiva no está formado por pequeñas cosas, por hacer algo apenas por hacer, por dar los mismos pasos que otros dan. Su estructura es construida por conquistas individuales que revelan autoconfianza, una independencia espiritual conquistada paso a paso, valiéndose de los propios recursos morales.
Piensen en esos consejos y progresen espiritualmente.
Humberto Rodrigues