Los seres humanos deben revestirse de coraje, porque en la vida surgen cosas que no son esperadas. En caso no estén preparados para recibir todo lo que se presenta, podrán fracasar en sus propósitos evolutivos.
Infelizmente, no son las personas que más producen, que más trabajan, que más luchan por días mejores , las que reciben la admiración de los semejantes. Muchas veces una actitud hipócrita, una palabra lisonjera, un gesto estudiado son posicionamientos acatados con mucho más facilidad de lo que una observación franca, de lo que un posicionamiento revelado con naturalidad.
Apariencias aun tienen mucha importancia en la vida humana. La sinceridad, lo que existe de bueno en lo íntimo no tiene valor para los individuos que viven a expensas del sensacionalismo, admiración y alabanzas. Las personas que se esfuerzan para cumplir sus obligaciones ni siempre son valorizadas como precisarían ser, a pesar de vivir bajo los dictámenes de la honra y del deber.
Los individuos que viven de apariencias, con mucha verborragia y modos insinuantes, esos son muy admirados, aunque nada hagan de valor. Es lamentable que los seres humanos sean así en su mayoría. Resta a los que cumplen sus deberes la consciencia de haberlos cumplido bien, poco importándoles la opinión ajena, porque están preparados para esa triste realidad.
La vida en la Tierra trae en sí problemas, altibajos, decepciones, ingratitudes. Pocas son las personas que enfrentan todo eso sin revueltas, que, en ciertas ocasiones, casi son naturales, pues cuesta vivir en un mundo tan lleno de maldades, en ambiente sobre todo de poco caso por los valores espirituales, donde las superficialidades prevalecen.
Muchos individuos viven por vivir, no tienen noción de responsabilidad, no se importan con el sufrimiento ajeno, no quieren nada que les de trabajo. No se esfuerzan siquiera para vencer una dificultad que surge, quieren que todo les llegue a las manos, que sus deseos sean realizados, quieren, en fin, vivir una vida egoísta. Pero la indolencia perturba, debilita, perjudica, avasalla al espíritu.
El Racionalismo Cristiano coloca sus principios espiritualistas al servicio de las personas que los quieran seguir, que de ellos se aproximan, alentándolas a enfrentar las dificultades de la vida con valor y coraje, teniendo la certeza de que saldrán vencedoras al cumplir sus deberes con honestidad y criterio.
Esclarecer a los seres humanos es la finalidad del Racionalismo Cristiano, insistimos en decir. Es el esclarecimiento espiritual que trae de vuelta a los que se extravían del camino de la evolución, que trae paz a muchos hogares con respetabilidad acreditada.
Pongan en práctica lo que el Racionalismo Cristiano recomienda, sigan nuestros consejos, pues conquistarán la felicidad que tanto quieren.
Luiz de Mattos
Los seres humanos tienen el deber espiritual de practicar el bien mediante actos constructivos y productivos, que visen el bienestar de la colectividad en el medio social en que viven.
Todas las personas están en el mundo para trabajar. Cuando así afirmamos, no nos referimos solamente a las actividades laborales que desarrollan, sino, por encima de todo y principalmente, al trabajo dirigido para el mejoramiento de los de los atributos y de las facultades espirituales, con vista a la evolución del espíritu en la vida terrena.
El trabajo de naturaleza espiritual exige auto reflexión de las personas por medio de un mirar profundo para dentro de sí mismo, de forma honesta y desarmada de indulgencias o disimulaciones. Identificadas las imperfecciones, deben ser eliminadas del cuerpo fluídico con el esfuerzo arduo que ellas reclaman.
El trabajo dirigido para el crecimiento espiritual es a veces moralmente doloroso, porque pone al individuo en contacto con sus máculas, con las tendencias negativas que trae en lo íntimo, y que hacen parte de su bagaje evolutivo. La limpieza del alma exige perseverancia y empeño en la solución de los problemas de la vida al escoger buenos caminos.
Es un buen comienzo no seguir ciertas prácticas que abundan, que prometen salvación a las personas que trillan los llamados caminos de iluminación espiritual de forma fácil. Mediante perdones, promesas, pedidos y trabajos, sus seguidores quedan expuestos a los riesgos de actuación del astral inferior, fruto de la falta de rigor disciplinario y de esclarecimiento espiritual.
No se engañen los seres humanos: sepan separar la paja del trigo, buscando lo que realmente es útil a la evolución, pues rigor disciplinario y esclarecimiento espiritual solamente son posibles con mucho trabajo. Si todos son partículas de la Inteligencia Universal, todos tienen atributos espirituales a ser usados, como inteligencia, raciocinio y voluntad, para llegar, merecidamente, a las propias conclusiones.
Las personas que llevan una vida de indolencia marcan paso. Quedan estancadas en la evolución espiritual, mismo que conquisten aparentes ventajas de naturaleza material. De la misma forma, el mal practicado produce débitos espirituales, que deberán ser rescatados en el futuro, en razón de la ley evolutiva de causa y efecto, de la cual nadie está libre.
Luego, es importante estudiar la espiritualidad, implementar disciplina en el vivir, educar los pensamientos, dominar las emociones, practicar la limpieza síquica en los hogares, creando buen ambiente astral, muy útil a los familiares.
El objetivo de los seres humanos en la Tierra es evolucionar espiritualmente, de ahí la necesidad del estudio de la filosofía racionalista cristiana, para que no desfallezcan ante las dificultades, encarando los reveses con naturalidad al utilizar con provecho sus herramientas espirituales, como los atributos reveladores del buen carácter y la facultad del libre albedrío dirigida para la práctica del bien.
Humberto Rodrígues