No pierda las oportunidades que se le ofrecen para que usted sea feliz
El desconocimiento de la vida espiritual lleva a los seres humanos a la incredulidad de que puedan ser felices. Muchos se inquietan con sus problemas porque no tienen confianza en sí mismos para resolverlos a satisfacción, no ven la gracia en el día a día porque no perciben que la vida clama por estudio, raciocinio, disciplina y trabajo en cualquier fase de la existencia.
No es por el hecho de haber alcanzado la fase de la vejez, y creer que no tiene más ánimo para cambiar su manera de percibir la vida, que la persona queda automáticamente incapaz de ejercer actividades apropiadas al desgaste natural del físico.
Es triste observar que muchas personas creen que son felices solamente aquéllas que consideran tener mucha suerte, como si la suerte, azar o destino existiesen. No perciben que la vida está hecha de buenas oportunidades en cualquier tiempo.
En el momento en que se interesan por el estudio de la espiritualidad, las personas pasan a ver la vida de otra forma, pues aprenden a confiar en sí mismos al descubrir la fuerza interior que poseen en caso que valoricen el pensamiento empleado en cosas útiles.
El conocimiento de la espiritualidad se amplía cuando el ser humano pasa de hecho a entender lo que es mejor para su vida, accionando con ponderación, serenidad, justicia y valor con el firme propósito de practicar el bien.
Por esa razón, siempre hacemos la invitación para que todos se esclarezcan espiritualmente estudiando el Racionalismo Cristiano de forma reflexiva y disciplinada, a fin de que entiendan las razones de las dificultades por las que pasan al ser enfrentadas con las trascendentes leyes evolutivas que rigen el Todo Universal y puedan dar a cada problema que aparece la mejor solución posible.
Las personas pueden ser felices sin necesitar ir al encuentro de las ilusorias invitaciones de naturaleza materialista tan comunes en el mundo contemporáneo, pues buena parte de ellas encuentran que la felicidad está en viajar para cualquier lugar, comprar todo lo que ven o participar de todos los eventos festivos para los cuales es invitada.
Sin embargo, la felicidad no es nada de eso, porque ella está dentro de cada persona y se exterioriza al no perjudicar a nadie con pensamientos y actos inadecuados, al practicar el bien haciendo al semejante también feliz.
Luego, la felicidad que las personas tanto procuran está en la conciencia tranquila del deber bien cumplido. Pero, para conquistarla, es necesario tener confianza en sí mismas, valiéndose de la fortaleza de espíritu que todas poseen al enfrentar y vencer las dificultades de la vida.
Traducido al español por Adelina González Bermúdez