Lectura del mes – marzo 2015

La finalidad del Racionalismo Cristiano es despertar a los seres humanos para la espiritualidad y, así, librarlos de pensamientos maléficos, que producen serios disturbios físicos y síquicos. La Doctrina recomienda que todos raciocinen sobre lo que hacen y observen lo que pasa a su alrededor, de modo a proceder con acierto.

En la lucha por la vida, cada individuo tiene un papel a cumplir. Lamentablemente ni todas las personas saben desempeñar sus papeles. Tener amor al trabajo es una necesidad espiritual. Hay mucha gente que trabaja por obligación y no por el deber de producir, de hacer algo útil en este mundo.

Muchos individuos trabajan para matar el hambre y vestirse, trabajan, en fin, porque precisan cubrir sus necesidades individuales. Pero satisfechas las carencias básicas, nada más hacen. Uno de los males de la humanidad es el desamor al trabajo, el temor de asumir responsabilidades.

Hay personas que no quieren sacrificios: son indolentes, procuran la parte más suave del trabajo, para no maltratar el cuerpo físico. Peo, se engañan. Así accionando maltratan al espíritu, pues retardan la evolución. Hablamos a veces con un poco de aspereza para que los individuos desatentos despierten, pues demasiada delicadeza no hace con que despierten para la realidad del vivir terreno.

Todos pueden encontrar en la doctrina racionalista cristiana los esclarecimientos que precisan, el auxilio necesario para que procesen la evolución espiritual y tengan progreso material. Al despertar para la espiritualidad, percibirán sus errores y se encauzarán por ese nuevo camino, pues los estudiosos del Racionalismo Cristiano encuentran en los principios doctrinarios algo de nuevo que les sirva de orientación.

Ni todo son flores en la existencia humana: hay mucha amargura, mucho sufrimiento. Aún hombres y mujeres tienen el deber de soportar y superar los reveses con dignidad y honradez, caminando sin nada temer. El buen combatiente no tiene recelos, enfrenta la vida con vigor y determinación, y sale victorioso.

Cuando la humanidad se esclareciere, cuando los seres humanos supieren dar valor a la propia personalidad, encontrarán dentro de sí lo que hay de superior para vivir con tranquilidad. El ideal de cada uno es conquistado con valor y coraje. La cobardía es natural en las personas que no tienen un ideal en la vida. Luego, los racionalistas cristianos convictos son espiritualistas de coraje.

Luiz de Mattos

 

 

La familia es el núcleo fundamental de la sociedad bien constituida y debe ser preservada a cualquier costo. Las incomprensiones, los desentendimientos, las peleas conyugales pueden ser evitadas con equilibrio mental y dominio propio, para que la cohesión familiar, el amor espiritual y el respeto mutuo sean mantenidos.

Si en la familia existen hijos, las responsabilidades de padres y madres son aún mayores. Los cónyuges deben empeñarse en la misión de educar a la prole, pues acogen en el seno familiar espíritus encarnados dispuestos a continuar su evolución en la Tierra. Por tanto, es recomendable analizar las tendencias positivas y negativas de los niños desde tierna edad, corrigiéndolos sin violencias físicas o verbales, sino a través del diálogo y de los buenos ejemplos, para que en la fase adulta sean espiritualistas constructivos y productivos.

Infelizmente, observamos jóvenes criados en ambientes familiares áridos, muchos de ellos en contacto con la criminalidad y dependientes de vicios de todo orden. Se tornan adultos sin límites y sin autocensura: toman de los semejantes bienes que no poseen, no dando valor a la vida humana. Además de esos casos extremos de violencia urbana, hay una serie de desvíos morales que fragilizan el comportamiento de parte de la población de los grandes centros, consecuentes de fallas en la educación recibida en la infancia y que dejan marcas profundas en el espíritu, difíciles de ser removidas del cuerpo fluídico.

Todo lo mencionado refleja falta de esclarecimiento espiritual por parte de personas al margen de la sociedad, que desconocen las leyes evolutivas que rigen el Todo universal, pues el mal por ellas practicado deberá ser rescatado a costo de mucho sacrificio. El vivir indisciplinado y apresurado trae penosas consecuencias para el espíritu.

El deber de educar a los hijos es uno de los más importantes objetivos espirituales de los padres, y que no se deben descuidar jamás. Queden atentos a las modernidades, tengan la mente abierta para analizar y comprender los cambios de comportamiento de cada generación, pues ni todo lo que es nuevo es perjudicial. Por tanto, abandonen las ideas preconcebidas o radicales, tengan diálogo con sus hijos, comprendan los anhelos de los más jóvenes, con una visión moderna del mundo.

Mantener el respeto y la disciplina en el ambiente doméstico, desarrollando a los hijos en los quehaceres del día a día, son condiciones básicas que los padres deben procurar tener en familia.

Sepan que lujo no es necesario, si buenos ejemplos, comprensión mutua y amor espiritual envolvente. En momentos de irritación o de incomprensión, busquen la serenidad de espíritu elevando los pensamientos, para, solo entonces dialogar. La limpieza síquica diaria mucho favorece para la tranquilidad familiar.

Cumplan los padres sus deberes espirituales y materiales empeñándose en la manutención de un núcleo familiar unido, pues muchas desavenencias que se observan en el mundo son resultado de la desunión de ese punto central de la sociedad humana. Estamos seguros de que la doctrina racionalista cristiana ofrece varias enseñanzas útiles a todos los que las utilizan en lo cotidiano, conquistando la felicidad posible en el planeta escuela Tierra.

Humberto Rodrigues

 

Traducción al español por Adelina González Bermúdez