Lectura del Mes – Abril 2021

Quien busca conquistas ilusorias y se pierde en la ambición, no sabe vivir

 

Es fácil observar que muchas personas no saben vivir. Transitan por el camino de la vida envueltos de una materialidad desmedida al perseguir ávidamente ilusorias conquistas. Compiten entre sí o se disputan por bienes materiales, altas posiciones de mando o efímero poder financiero, político y corporativo, existentes en los diversos sectores de la sociedad organizada.

Los ambiciosos desmedidos no miran los medios para obtener los fines. Utilizan medios ilícitos para, de manera rápida y obstinada, conquistar las ganancias que persiguen. En esa voluptuosidad obsesiva, se envuelven con vicios morales, a ejemplo de la corrupción y de la maledicencia y los que resultan en dependencia física, como las drogas, alcohol, del cigarro, del juego y de la lujuria, tan comunes en los ambientes que frecuentan, en los cuales el lugar común se resume en superficialidad, exhibicionismo y futilidad.

Las personas con el inalterable deseo de poseer todo lo que imaginan y ven están ligados por los pensamientos a las corrientes de la materialidad exacerbada existentes en la atmósfera fluidica de la Tierra. Por esos campos vibracionales se desplazan espíritus que procedían de la misma forma en vida física, formando agrupamientos unidos que accionan con determinación y sin límites.

Los procedimientos que no tienen el sentido de la moral limitan la capacidad de sus portadores de alcanzar niveles espirituales más elevados. La parca visión que poseen de la vida no permite que expresen sus facultades y sus atributos espirituales dirigidos para la práctica del bien, pues hacen mal uso del libre albedrío y de la capacidad creativa que poseen al unirse con pésima asistencia astral.

Apartados de la realidad de la vida espiritual, los gananciosos siguen sus vidas acumulando lo máximo que pueden, hasta caer en el vacío de todo tener y nada ser, por ya cargar en su esencia toda suerte de males, como depresión, ansiedad, angustia y fobias en sus diversos tipos. Son cuadros psíquicos que muestran que la felicidad no está en las conquistas materiales, sino en los valores espirituales.

Se pierde la serenidad espiritual que proviene del cumplimiento de los deberes con honradez y honestidad y permanece el temor de ser descubierto en los variados engaños, traiciones y tantas otras máculas morales (que generalmente alcanzan a los familiares, especialmente a los hijos casi siempre desajustados, sea por la ausencia de los padres, entregados en los transitorios placeres terrenos, o creados fuera de la realidad de la vida, la mayoría dilapidando con el pasar de los años lo que fue juntado con poca decencia).

Solamente el esclarecimiento espiritual da a los seres humanos el alcance de la responsabilidad que cada uno tiene en este mundo de escolaridad. Y la filosofía racionalista cristiana mucho esclarece a las personas que frecuentan las casas racionalistas cristianas como escuelas de vida. En la asistencia frecuente a las reuniones públicas y en la lectura de los libros publicados por la sede mundial del Racionalismo Cristiano, los asistentes amplían el horizonte de los atributos espirituales de la inteligencia, del raciocinio, de voluntad y de la capacidad creativa, siempre dirigidos para la práctica del bien.

La limpieza psíquica diaria recomendada por el Racionalismo Cristiano asociado a sus principios forman un completo conjunto de enseñanzas espiritualistas y prácticas disciplinarias a disposición de las personas interesadas en crecer espiritualmente y tener progreso material de forma armónica y equilibrada.

Es importante destacar que las irradiaciones de limpieza psíquica diaria en los horarios recomendados, siempre antecedidas por quince minutos de auto reflexión, forman una corriente vibratoria fortalecedora entre el que irradia en el plano físico y las Fuerzas Superiores en campo astral, que lleva al éxito a los emprendimientos idealizados y concretizados por exclusivo mérito personal.

Los seres humanos se ligan a los campos superiores de la espiritualidad mediante pensamientos elevados y sentimientos fraternos. Y ese anhelo todos pueden alcanzar. Basta tener fuerza de voluntad, pues la voluntad es el motor de las aspiraciones y realizaciones.

Despierten la espiritualidad, crezcan en evolución, mediante estudio, raciocinio, disciplina y trabajo. El ser humano está constituido de forma integral por espíritu, cuerpo fluídico y cuerpo físico y raciocinio, disciplina y trabajo y no está en este mundo de escolaridad para adquirir cosas materiales, los valores sin expresión que quedan en la Tierra, pero, para conquistar mayor evolución, una riqueza psíquica de auténtico valor y, por eso, llevada para el campo de estadio espiritual al final de la existencia.

 

Humberto Rodrigues

 

Traducido al español por Adelina González Bermúdez