Lectura del mes – abril 2012

DOCTRINACIÓN DE LUIZ DE MATTOS

Ser justo es de lo más difícil en la Tierra, porque la tendencia de la persona es juzgar al semejante de acuerdo con su modo de ser y sentir, y, muchas veces, ese modo de ser y sentir no es el correcto. El enjuiciamiento hecho por el ser humano es casi siempre fallido; es raro aquel que sabe juzgar con imparcialidad. Juzga de acuerdo con sus intereses o sus inclinaciones. No obstante, la Justicia es ciega, siendo por eso que se representa de ojos vendados. El juicio es hecho de acuerdo con las pruebas y no debe contar con la simpatía ni la antipatía de quien juzga.

Aunque en este mundo nadie deberá juzgar al semejante, pues todos son imperfectos, hay individuos que siempre juzgan mal a los otros, que sólo toman en consideración las apariencias, muchas veces difamando sin justificativa. Algunas personas difaman por tener imaginación enfermiza, lo que es muy perjudicial a la salud síquica. Afirmar que alguien es de tal manera sin tener certeza de eso, es serio y grave, pues difamar es delito. Existen también en el mundo aquellos que juzgan por lo que oyeron decir, y nunca por lo que vieron con los propios ojos. Por eso, la humanidad necesita de esclarecimiento espiritual. El esclarecido analiza, pondera, raciocina, para llegar a las propias conclusiones.

Todo en la vida debe ser delimitado; las medidas drásticas son perjudiciales porque una actitud drástica atrae antipatía, causa malestar, torna el ambiente pesado. Cuando la persona es calma, justa, ponderada y moderada, no toma actitudes drásticas, procura ser tolerante. Es preciso que se acuerden de que en el mundo nadie es perfecto, insistimos en decir. Todos tienen defectos y cualidades, todos tienen derechos y deberes, todos tienen voluntad y son lo que quieren ser.

Los seres humanos podrían vivir en armonía, y no viven, porque se ocupan más de sus ganancias. Son vanidosos, creen que su opinión es correcta. Es necesario respetar al semejante, pues sin respeto nadie se comprende. La comprensión es una virtud para ser cultivada; habiendo comprensión se vive con tranquilidad. Pero, cuando    cada uno queriendo que prevalezca la propia voluntad no puede tener sosiego, no puede haber felicidad. Y queremos que todos sean felices, que se comprendan y vivan en paz.

 

 

DOCTRINACIÓN DE ANTONIO COTTAS

El Racionalismo Cristiano abre nuevos horizontes para aquellos que estudian con atención los principios doctrinarios. Todo depende del empeño de la persona en esclarecerse espiritualmente. Precisa esforzarse para aprender y hacer buen uso de lo que asimila, para no estancarse. Como en una escuela, el aprendizaje es continuo y todos los alumnos tienen oportunidades iguales. Aunque oigan las mismas clases, el aprovechamiento depende de cada uno. ¡Cuántos y cuántos pierden la gran oportunidad que tuvieron de conocer lo que es la espiritualidad por falta de empeño en el estudio de la doctrina racionalista cristiana!

Cada ser que llega a las casas racionalista cristianas tienen implantado en su espíritu una semilla. La semilla podrá fructificar, muchas veces en la misma encarnación. Hay personas cuyo desarrollo espiritual aun es pequeño; necesitan de más experiencias para comprender la realidad de la vida más allá de la materia. Son infinitas las posibilidades para el espíritu que desea evolucionar.

En el Racionalismo Cristiano, procuramos inculcar en la mente de los seres la idea de evolución, idea que precisan trabajar por si mismo, para mejorar, alcanzando mayor progreso espiritual. Cuando las personas se abren para la espiritualidad, ganan mucho en evolución, porque pasan a hacer buen uso del libre albedrío. Consecuentemente, sabrán como conducirse en este mundo, como librarse de los malos ambientes que pululan la atmósfera fluídica de la Tierra.

Todo eso el Racionalismo Cristiano hace cuestión de enseñar, para que aprendan. En posesión de los conocimientos, las personas se sienten tan bien, tan seguras, que desean transmitir al semejante lo que aprendieron. Aprendieron a conducirse y a enseñar también. Es muy bueno ver individuos que estaban siguiendo por el lado equivocado de la vida tomar el rumbo cierto del buen camino, el camino de la espiritualidad, del entendimiento real de la vida, no con fantasías o ilusiones que llevan al desánimo y al sufrimiento, que hacen al espíritu estancarse en su programa evolutivo.

Por lo tanto, quien ya sabe conducirse en este mundo no debe omitir la gran tarea de transmitir al semejante todo lo que aprendió con el estudio de la doctrina racionalista cristiana.

 

Traducción al español por Adelina González Bermúdez