DOCTRINACIÓN DE LUIZ DE MATTOS
Para conseguir resultado favorable en cualquier actividad, es preciso que todos los que participaran colaboren. Nada podrá andar bien si no hubiere colaboración mutua. Colaboración requiere desprendimiento y buena voluntad. Ese comportamiento hace con que todo comience, camine y termine de forma satisfactoria.
Si hay mucho para modificar en un mundo de tanta discordia, es importante que piensen, raciocinen, separen lo cierto de lo errado y colaboren, cada cual en su menester. No es tarea solamente para el responsable de un emprendimiento. Es tarea de todos los involucrados, lo que exige concientización del papel a cada uno reservado.
Mucho se comenta, mucho se critica. Infelizmente, críticas y comentarios ni siempre son constructivos. Comentarios desairados y críticas infundadas causan trastornos, a veces irreparables, en cualquier realización. Desestimulan a los que quieren colaborar, disminuyen la confianza de quien participa, dificultan la conquista de los objetivos.
Los portavoces del descontentamiento nunca están satisfechos con cosa alguna, son incapaces de colaborar en el saneamiento de aquello que critican. Saben solamente criticar. A ellos se unen los egoístas, los envidiosos, los vanidosos, también incapaces de participar de una tarea en común, donde los laureados sean todos. Eso los incomoda. Las críticas infundadas son justamente las que más concurren para que las cosas buenas no acontezcan.
Sabemos muy bien lo que es tener responsabilidad por algo en la vida. Los descontentos aparecen en cualquier ocasión, y los descontentos, en general, son los menos dignos de consideración. Para alguien merecer consideración y respeto, debe imponerse con actos adecuados. Por eso, los eternos descontentos nunca se imponen. Quieren usufructuar lo máximo sin prestar cualquier contribución. Así procediendo, sólo perturban la marcha del progreso.
Aunque, todo viene a su tiempo. Los que hoy no gustan de colaborar, mañana concluirán que están errados y modificarán la manera de accionar. Entonces, nada mejor que entrar en acción, trabajando, colaborando, concientes de lo que es correcto. Estarán dando un gran paso en el camino de la evolución individual y colaborando para que la humanidad avance en la dirección de la espiritualidad.
DOCTRINACIÓN DE ANTONIO COTTAS
Toda persona precisa ser paciente. La paciencia es una virtud espiritual y debe ser ejercitada diariamente.
Los asistentes que comparecen a las reuniones públicas en las casas racionalistas cristianas oyen las doctrinaciones, les gusta y quieren poner en práctica las enseñanzas, lo que es muy bueno. Aún, algunos no tienen la paciencia necesaria al proceso de aprimoramiento espiritual. Creen que mejorarán de un momento para otro, y eso no es posible. Es preciso perseverancia, para que, paulatinamente, modifiquen hábitos arraigados, eliminen errores escondidos en lo profundo del alma y que ni perciben, tan acostumbrados están en practicarlos, lo que es muy común en la convivencia familiar.
Sabedores de eso, incentivamos los esfuerzos en la superación de las dificultades que enfrentan. Tenemos conciencia de que no será en un instante que nuestro público cambiará costumbres enraizados ha muchos años, venidos hasta de otras existencias.
Por lo tanto tengan paciencia. Al final de cada día, mediten sobre todo lo sucedido. Guarden lo que de provechoso hicieron para el engrandecimiento espiritual y descarten lo que les trajo abatimiento. Hagan de eso un hábito, persistan y tendrán éxito en aquello que pretenden. Cuando la impaciencia se presenta, nada avanza. De ahí resulta la falta de confianza, y, la persona cree que no es capaz de superar los problemas.
Siendo así, estudien su comportamiento, procuren, con tranquilidad, descubrir lo que precisan modificar en sus vidas. Hecho eso, sentirán mejoría en el vivir. Percibirán, una situación que consideraban ser un problema insoluble, tornarse algo bien simple de resolver.
Entonces, preciados amigos y amigas, la evolución espiritual se procesa de forma lenta. De a poco, vencerán las dificultades, porque se vencerán a si mismos.
Traducido al español por Adelina González