Nueno cuerpo físico permitirá al espíritu rescatar errores de hoy
Los pensamientos y sentimientos, las emociones, el propio raciocinio de los seres humanos han sido objeto de estudios por iniciativa de ciertos segmentos científicos, que los relacionan con substancias químicas existentes en el cuerpo físico y determinadas partes de su cerebro. Aunque, no son expresiones corporales ni funciones orgánicas, sino manifestaciones de una fuerza trascendente inmaterial, incitadora y transformadora denominada espíritu, y no de la materia física densa que constituye el cuerpo humano.
El desconocimiento de lo que es la vida espiritual perjudica mucho a los seres humanos ignorantes de lo que es la espiritualidad defendida por el Racionalismo Cristiano. La palabra ignorante no es aquí utilizada como forma agresiva de expresarnos, sino porque ella revela con claridad exactamente lo que queremos decir: la total desinformación sobre un tema, en este caso la espiritualidad, de gran relevancia en la vida cotidiana.
Es importante que las personas entendieran de acuerdo con la cualidad de sus pensamientos – sí dirigidos para la práctica del bien o dirigidos para acciones maléficas – atraerán para sí cosas buenas o ruines. En razón de ese desconocimiento, que nada más es de que ignorar los efectos de la ley evolutiva de atracción, mucha gente se torna instrumento dócil de espíritus que permanecen en la atmósfera fluídica de la Tierra al intuir los pensamientos y sentimientos que tenían en vida física, normalmente dirigidos para actitudes inadecuadas.
De hecho, el ser humano contribuye para los efectos negativos de la ley de atracción – ley que nunca falla, por ser libre de cualquier dependencia o sujeción – cuando él tiene afinidades con las tendencias obsesionantes de espíritus desprendidos de la materia física densa.
Por otro lado, los errores que la persona comete durante la vida tendrán que ser eliminados del cuerpo fluídico en una nueva vivencia del espíritu en posesión de otro cuerpo físico, porque así lo determina más una ley trascendente, la ley de las múltiples existencias, por no existir perdones, privilegios o condescendencias en la vida espiritual.
Entonces, que todos eviten errores mediante la práctica del bien durante la existencia en curso!
Sin embargo, hay personas rebeldes, que insisten en cometer continuamente los mismos errores. De ahí surgen los dolores morales, los sufrimientos, no como castigos divinos, sino por ser consecuencias naturales de otra ley evolutiva, la ley de causa y efecto, con el agravamiento de los inevitables rescates de faltas en futuras existencias.
Es también importante resaltar que las oportunidades de rescate de errores cometidos en vidas pasadas son planificadas en los campos de estadía espiritual y ejecutados durante una nueva jornada evolutiva en la Tierra. El compromiso del espíritu hecho en campo astral está sujeto a las influencias y circunstancias existentes en el plano físico, que muchas veces desvían el curso de la evolución programada por aun no tener el ser humano, en el transcurso de la vida, un carácter maduro, en razón del poco perfeccionamiento de ciertos atributos espirituales, especialmente el del raciocinio, por falta de lucidez, y el de la voluntad, por exceso de debilidad.
Por lo tanto, todo a lo que nos referimos son cuestiones que precisan ser solucionadas por los seres humanos durante la propia evolución en este mundo de escolaridad, usando las lecciones aprendidas con el estudio reflexivo del Racionalismo Cristiano. El esclarecimiento espiritual es indispensable, pues educa los pensamientos, disciplina el vivir, evita los errores.
La comprensión de lo que son las leyes evolutivas que rigen el Todo Universal – del cual los seres humanos son emanaciones con igual potencialidad de recursos evolutivos, -aunque latentes- fortalece la lucha interior que deben amalgamar en la superación de las propias imperfecciones y de las dificultades que surgen en lo cotidiano.
Las personas dan un salto de cualidad en la comprensión de lo que representan en el conjunto humano como espíritus en evolución al ser fraternas y solidarias, colaborando para que el mundo acoja una humanidad más igual, participativa, justa y progresista.
Así, todos tienen su parte de ayuda a ofrecer en la espiritualización de los pueblos. Por tanto, eduquen los pensamientos y sentimientos, usen correctamente el libre albedrío, dando buenos ejemplos en el medio familiar, en el ambiente de trabajo y en la convivencia social, practicando el bien a quien de él lo necesita.
Traducido al español por Adelina González Bermúdez