DOCTRINACIÓN DE LUIZ DE MATTOS
Hay mucha cosa seria en la vida que merece atención, y, no obstante, muchas veces las personas dan importancia a hechos insignificantes. Sería bueno que tomasen en cuenta lo que la vida tiene de valioso y que merece reflexión. Hay tanta insensatez, tanta preocupación con procedimientos sin valor, que indigna a los espíritus bien formados!
La realidad es que nadie lleva nada de este mundo, todo en él queda. Entonces:
¿Por qué tanto orgullo, tanta vanidad, tanta pretensión? Sería más sabio si encarasen la vida dando valor a lo que realmente valor tiene. Los espíritus no encarnan para perder tiempo con desatinos, sino para ocuparse de cosas que tengan finalidad elevada. La persona de carácter sólido resta importancia a las miserias morales, lo que la vida ofrece de malo no la afecta.
Hay mucho para hacer en el mundo y todos están en él para evolucionar. Cuando las personas proceden mal, sólo acarrean prejuicios a su evolución. Eleven los pensamientos, ocúpense de cosas útiles, sin dejarse envolver con lo que existe de superfluo. Procuren mantenerse de pie en la lucha por la vida, esfuércense para alcanzar lo que desean, porque sin sacrificio nada se consigue.
Cada individuo tiene su manera de sentir la vida, y no podría dejar de ser así. Querer que todas las personas piensen igual, hagan las mismas acosas, es desconocer la realidad espiritual. Cuantos padres educan a los hijos de la misma manera, dándoles buenos ejemplos y, después que se tornan adultos, siguen caminos muy diferentes. Por eso, aconsejamos que procuren formar el carácter de los hijos. Ellos tienen que seguir su camino. Si poseyeren carácter bien formado, pueden cometer errores, pero vuelven al curso habitual de la vida, porque tuvieron buena formación.
Es así que todos deben hacer, porque se educa pensando en lo que está por venir. Mismo que no aparezca de inmediato, la base educativa se torna sólida en el futuro, cuando es bien formada en el presente. Se debe desechar lo que la vida tiene de negativo y sólo aceptar lo que ella tiene de útil. Es lo que aconsejamos, para el bienestar y la felicidad de todos.
DOCTRINACIÓN DE ANTONIO COTTAS
El materialista cuida solamente de las cosas que seducen y dan placer.
El espiritualista, con una visión más amplia de la vida desarrolla los atributos del alma en todo momento, contribuyendo para que el mundo mejore.
El espiritualista no cuida apenas del cuerpo físico y de los bienes materiales. Va más lejos. Gusta de leer para aprender y no para pasar el tiempo. Exige de si un comportamiento que pueda reflejarse a través del mirar sereno, de voz firma y hospitalaria, de las actitudes conciliadoras. No causa disturbios, no alimenta discusiones, resuelve todo en armonía tornando ameno el ambiente a su alrededor. Quiere trabajar en sosiego, para tener éxito en los emprendimientos. El espiritualista desea una vida feliz para sí y para el semejante. Por eso no pide, no exige, pero ofrece lo que puede ser útil al prójimo. Siendo así, el se destaca por la actitud y por el ejemplo.
Si los seres humanos accionasen como orientamos, habría más respeto y atención a lo que hacen, habría mayor comprensión. La conciencia de cada uno estaría dirigida para lo que es productivo, pues aquellos que piensan en maldades y desarmonías son instrumentos del astral inferior.
Procuren preparar a sus hijos para el vivir correcto, dándoles buenos ejemplos, para que calen hondo en esos espíritus que reinician el caminar evolutivo en la Tierra. De lo contrario, es hablar demás, es aconsejar en vano, y nosotros deseamos que los padres acierten. Hermanados en un solo querer, todos los que se espiritualizan contribuyen con su trabajo y esfuerzo para el bien común, cada cual en su esfera de acción.
Hay mucho que aprender en el Racionalismo Cristiano. Estudien la Doctrina, para que puedan transmitir a los venideros la certeza de que el ser humano es aquello que quiere ser, y es lo que piensa, siempre.
Traducción al español por Adelina González Bermúdez