Hay muchos individuos que viven del pasado. No queremos decir que no recuerden otras épocas, sino que deben recordar las cosas buenas, que trajeron felicidad. Recordar cosas negativas, que ocasionaron angustias es pérdida de tiempo. Olviden las desilusiones, porque remover los sufrimientos es aumentar las amarguras.
Procuren pensar en un mañana venturoso, aunque el día de hoy no haya sido bueno. Nada de seguir el dicho popular “el día de mañana a Dios pertenece”. Nada de eso! Todo lo que acontece de mejor es consecuencia de los buenos pensamientos y de las buenas acciones cotidianas, y es lo que todos deben hacer. Si al acostarse para dormir encontraren que al día siguiente nada acertarán, estarán atrayendo todo lo negativo que en sus lechos imaginaren.
El Racionalismo Cristiano enseña a las personas a pensar y raciocinar, para que no lleven adelante cosas desnecesarias al vivir. La lucha por la sobrevivencia es para todos, pues nadie está en este mundo para tener solo placeres. ¡Cuántas y cuántas veces hay disgustos en la vida!
Las enseñanzas suministradas en las casas racionalistas cristianas llenan de coraje a quienes las oyen. En ellas se trabaja mucho para beneficiar a los seres humanos, queriendo que progresen. Al vislumbrar el sentido espiritual de la vida, se sienten bien, se consideran más felices, porque participan de un movimiento filosófico y disciplinario único en un mundo aun caótico.
Siempre hablamos que no basta llegar, sentarse y oír lo que es dicho en las reuniones públicas de las casas racionalistas cristianas. Es preciso más. Los asistentes precisan entender las orientaciones de los doctrinadores, pero, sobre todo, colocar en práctica lo que es propuesto por el Racionalismo Cristiano. Nuestra intención es esclarecer a las personas. Pero, para que ese esclarecimiento sea mayor, aconsejamos que lean los libros espiritualistas que publicamos.
Las personas que llegan por vez primera a las casas racionalistas cristianas precisan guardar en sus mentes todo lo que oyen, para beneficiarse y beneficiar a sus familias. Aprendan a vivir, honren sus compromisos, cumpliéndolos con tranquilidad y grandeza de alma en este mundo de luchas y sufrimientos.
Para muchos pueblos es difícil la convivencia mutua, porque no se entienden hace siglos. Ambición, envidia, egoísmo, indiferencia por el semejante explican esos hechos. No dejen que malos sentimientos tomen cuenta de sus almas. Procuren irradiar a las Fuerzas Superiores, nada pidiendo, pero elevando el pensamiento. El pensamiento bien irradiado atrae buenas intuiciones, para que los problemas sean resueltos a satisfacción.
Antonio Cottas
Muchos de los que estudian la espiritualidad no entienden por qué necesitan tener paciencia con personas que piensan de forma diferente aunque viviendo los mismos problemas, como es común en el medio familiar.
Los seres humanos tienen personalidad propia. Cada uno tiene su bagaje evolutivo; el espíritu trae de encarnaciones anteriores tendencias que precisan ser modificadas para mejor. Los padres que desconocen esa realidad espiritualista casi siempre son intolerantes con los hijos. Aun dándoles igual educación, no entienden por qué piensan y accionan de manera diferente unos de otros.
La forma de educar a los hijos debe ser adecuada a la personalidad de cada uno. Todavía, los ejemplos paternos hablan más fuerte. Aunque, tarde o temprano pasen por dificultades por no seguir lo que les fue orientado por los padres, estarán grabadas en sus mentes las lecciones ejemplares que recibieron de ellos.
La conciencia les cobrará esos conocimientos, indicando el camino correcto a seguir.
Siendo así, orientamos que sean comprensivos con los familiares que no pensaren de la misma manera. Hace parte de la vida en este mundo escuela, donde nadie es igual. Se puede hasta encontrar a alguien que piense parecido o accione de forma semejante, pero igualdad de conducta no existe.
Es preciso tener comprensión con personas que tienen pensamientos heterogéneos. Para eso, hay que estudiar y mucho la espiritualidad, comenzando por estudiarse a sí mismos, para descubrir fallas y debilidades, porque nadie es perfecto en este mundo. Muchos gustan de colocar el dedo en la herida del semejante, pero se olvidan de las propias o no quieren que sean tocadas por terceros.
Antes de criticar o recriminar a alguien, miren para dentro de sí mismos, hagan un estudio general de personalidad. Con certeza, el entendimiento sobre los seres humanos será diferente: habrá una visión crítica más tolerante. Por eso, estamos siempre aconsejando que se esclarezcan. Nuestra insistencia puede parecer fastidiosa, pero es la pura realidad de la vida. Estudiar la espiritualidad es mirar a las personas con mayor entendimiento, con buena voluntad, es procurar verlas siempre mejor, mismo que sea a través de un pensamiento elevado y no apenas de palabras, porque un buen pensamiento influye mucho en el comportamiento humano.
Por lo tanto, entiéndanse, para que puedan comprender y tolerar la los semejantes.
Humberto Rodrigues
Traducción al español por Adelina González