Viva con orden y disciplina
En general , falta disciplina en la vida de los seres humanos. Los que saben organizarse, tienen horas para todo: para el trabajo, dando cuenta de sus responsabilidades, y para el placer y descanso, tan necesario al vigor físico y equilibrio psíquico. El tiempo sobra cuando hay orden y disciplina, enseña el Racionalismo Cristiano. Quien tiene paz de espíritu vive tranquilo, pues nada lo altera ante el deber a cumplir.
El mal de la mayoría de los seres humanos es el desorden en que viven. Andan siempre corriendo pues dejan para lo último lo que deben hacer, inclusive aprovechar las buenas oportunidades que aparecen en los momentos oportunos, no tienen hora para dormir ni para despertar, viven el día a día bajo las influencias negativas que atraen con actitudes contrarias a las que el buen sentido recomienda. Si comparece a las reuniones públicas realizadas en las casas racionalistas cristianas y oyesen nuestras recomendaciones, si leyesen con atención los libros editados por la Sede Mundial del Racionalismo Cristiano, otro será su vivir, más espiritualizado en razón del fortalecimiento que reciben de las fuerzas superiores y del esclarecimiento que alcanzan con sus oportunas orientaciones.
Ser racionalista cristiano es pautar la vida con criterio y sabiduría, es tener la satisfacción interior del deber cumplido, es dar ejemplos cívicos y morales, es caminar hombro con hombro disfrutando la intimidad respetuosa de los semejantes, es no decaer ante dificultades y problemas. Donde quiere que esté, es una persona admirada por todos.
Son felices los componentes de los hogares que se destacan por el orden y la disciplina. Donde hay orden y disciplina hay paz de espíritu, hay felicidad.
Las enseñanzas encontradas en los libros racionalistas cristianos son aulas de vida a disposición de las personas interesadas en dignificar el valor personal y de la familia en las sociedades bien constituidas. Los actos de valor engrandecen el carácter cuando son dirigidos para el bien común.
Luiz de Mattos
La justicia en el espiritualismo
Justicia es una palabra muy oída en el día a día. Analizando su concepto con el mirar dirigido para la protección de las cosas materiales, justicia es la facultad e juzgar según las normas del Derecho y de la mejor consciencia por las cuales las sociedades bien constituidas intentan cohibir actos imperfectos practicados por los seres humanos que perdieron la consciencia de sí mismos como espíritus en evolución. Al traspasar los límites individuales tomando para sí lo que no les pertenece, sea por medio violento o por otro acto dañino que hiera el derecho de los semejantes, quedan sujetos a juicios, con sentencias condenables de varias naturalezas, como privación de libertad, cumplimiento de servicios asistenciales o pago de multa e indemnizaciones generalmente de naturaleza pecuniaria a aquellos que fueron lesionados o, entonces, con sentencias absolutorias que, no raras veces, alcanzan individuos que ni siempre son de hecho inocentes.
El concepto espiritualista de Justicia es mucho más amplio que la definición de naturaleza material, podemos decir que: Justicia es, sobre todo, un sentido innato de absoluto equilibrio e irrestricta igualdad, con las mismas oportunidades y los equivalentes recursos a que todos los seres humanos recurren en el proceso de evolución como partículas que son de la Inteligencia Universal.
Por lo tanto, la justicia trascendente no implica en juicios de espíritus hechos por otros espíritus. Ocurre justamente lo contrario cuando el espíritu retorna a su mundo de estadio al final de la existencia en cuerpo humano. Es el propio espíritu que realiza su juicio en campo astral, libre de todas todas las influencias dañinas existentes en el plano físico. En esa condición, evalúa con precisión y claridad todo lo realizado de positivo y negativo, analiza de forma racional, lógica y deductiva todos los actos que practicó en la última y en las existencias anteriores, a fin e planificar como resultado de ese análisis cualitativo, una nueva existencia que corrija y perfeccione atributos y facultades aun imperfectos. El espíritu en condición libre de la materia densa, no logra encubrir los propios errores o negarlos y al mismo tiempo apuntar con dedos críticos las faltas ajenas, actitud tan común en este mundo, donde la materialidad envolvente prevalece muchas veces sobre la espiritualidad.
Siendo así, es necesario que las personas se esclarezcan espiritualmente, para no dejarse llevar por la lógica materialista del mundo. El progreso material y la evolución espiritual exigen de los seres humanos convivencia y trabajo. Es con esa finalidad que están transitoriamente en este mundo de escolaridad, por ofrecerles las condiciones propicias de vida al estadio de evolución en que se encuentran.
De ahí la importancia del conocimiento de las leyes evolutivas que rigen el Todo Universal, del poder del pensamiento bien irradiado como fuerza de atracción inconmensurable al progreso cuando dirigido para la práctica del bien. Todo lo que es concebido por la humanidad, todos los actos por ella practicados son antes plasmados en materia fluídica, tengan buenas o malas intenciones. Esas formas pensamientos se agrandan, ganan movimiento y se expanden por el océano de materia fluídica que envuelve la Tierra. Son esas verdades trascendentes que el Racionalismo Cristiano muestra a los estudiosos de la espiritualidad.
Los estudiosos de la espiritualidad aprenden a educar los pensamientos, para tener buena salud física y psíquica, para raciocinar con clareza, para que tomen decisiones que traigan suceso a sus emprendimientos, siempre respetando el prójimo con paciencia y comprensión, pues la justicia, para ser legítima, no acepta arbitrariedades. Al contrario, exigen equilibrio y buen sentido en el análisis de los hechos y decisiones sin excesos y sentimentalismo.
Los seres humanos tienen capacidad de raciocinio. Luego, utilicen ese atributo como poderosa herramienta espiritual en su beneficio y en el de los semejantes, tanto en la convivencia familiar y social cuanto en el ambiente de trabajo. Analicen todo lo que les ocurre, evalúen sus reacciones ante los hechos, observen los sentimientos que revelan, vean como aceptan las ideas, potencialidades, limitaciones y necesidades de los semejantes.
Es hora de despertar para la espiritualidad! Recuerden que la práctica de los principios racionalistas cristianos mucho ayudan en la espiritualización de las personas.
Humberto Rodrigues
Traducido al español por Adelina González Bermúdez