Tenga serenidad y valentía para superar el odio y el miedo
Las personas espiritualmente esclarecidas agregan conocimientos e informaciones muy útiles al vivir con equilibrio y buen sentido. Todavía, en la Tierra habitan billones de seres humanos, cada cual con su grado de evolución espiritual y su nivel intelectual, formando sociedades y culturas diferentes unas de otras. Esas particularidades generan opiniones y comportamientos diferentes, que a su vez motivan inconformismos, discordias, insatisfacciones y desacuerdos.
Siendo así, cabe a las personas de buena índole, de carácter bien formado, reaccionar a los sentimientos negativos demostrados por los semejantes con acciones llenas de armonía y afectividad, enfrenando el odio con la serenidad, el miedo con la valentía, el resentimiento con la disculpa conciliadora, evitando envolverse en las corrientes vibracionales dañinas que recorren la atmósfera fluídica de la Tierra y acogen espíritus desprendidos de la materia física y de mismos sentimientos, dificultando la solución de los conmociones sentimentales.
En ese caso, es importante oponerse a los sentimientos negativos de los semejantes con pensamientos elevados, ligándose a las corrientes vibracionales positivas. Las soluciones de las dificultades por las cuales las personas pasan por culpa de terceros vendrán a su propio tiempo, pues se conducirán de forma tranquila ante las adversidades.
El Racionalismo Cristiano enseña que no se debe combatir a personas, sino a las ideas perjudiciales y sentimientos negativos. Todos son iguales ante las leyes evolutivas, todos son emanaciones de la Inteligencia Universal en continua evolución espiritual. Luego, tienen obligación de prestar ayuda mutua, una vez que los seres humanos progresan en conjunto cuando saben dialogar entre sí, son tolerantes unos con los otros al cambiar ideas y exteriorizar sentimientos pues cada uno piensa y acciona de acuerdo con el nivel de espiritualidad que posee.
En las dificultades que afectan la sensibilidad humana, no remuevan las amarguras surgidas ni reaviven el caso que las motivó. Hagan justamente lo contrario, desligándose de los hechos negativos de cabeza erguida. Raciocinen con clareza, para que no se arrepientan en el futuro por haber tomado decisiones motivadas por sentimientos, de odio, revuelta o venganza.
Entonces, cabe a cada persona enfrentar las propias dificultades, porque ellas son oportunidades de perfeccionamiento espiritual. Por tanto, fortalézcanse con pensamientos vibrados de forma elevada y sentimientos repletos de valor.
Humberto Rodrigues
Traducido por Adelina González Bermúdes