Lectura del Mes – Marzo 2021

Las riquezas materiales son efímeras, pero los valores morales son perennes

Gran parte de la humanidad desconoce la existencia de las trascendentes leyes evolutivas que rigen el Todo Universal. Como no está interesada en espiritualizarse, pues vive apenas para los atractivos de naturaleza material que la Tierra ofrece, desconoce el esclarecimiento espiritual que la filosofía racionalista cristiana proporciona a los estudiosos de los fenómenos metafísicos.

En razón del evidente desinterés por la espiritualidad, los seres humanos en general procuran posicionarse, en las sociedades en que viven, preocupados en tener una profesión que les de condiciones materiales para adquirir bienes y usufructuar placeres que satisfagan la personalidad egoísta.

En el grupo de desinteresados por la espiritualidad, se destacan las personas que luchan por el poder, tanto financiero como político y corporativo, creyendo que tienen mucho valor las posesiones de riqueza, mando e influencia en el medio social cuando, en realidad, esa búsqueda apenas revela poca evolución espiritual. Algunas veces, los placeres por las cosas materiales se tornan tan grande que ellas se valen de medios ilícitos para obtenerlas, acumulando elevados débitos espirituales a ser saldados mediante padecimientos futuros.

Cuando el ser humano no sabe que es un compuesto de Fuerza y Materia, o sea, es constituido de forma integral por espíritu, cuerpo fluídico y cuerpo físico, también desconoce que el cuerpo humano, hecho de materia física densa, muere sin la vibración que recibe del espíritu cuando se rompen los cordones fluídicos ligados al cuerpo físico y al cuerpo fluídico.

El hecho de que el ser humano ignore su estructura vibratoria, fluídica y física hace que, al morir, el espíritu permanezca en la atmósfera fluídica de la Tierra, si la existencia que terminó ha sido muy materializada. Por no tener consciencia del nuevo estado psíquico, el espíritu cree que aún tiene el cuerpo físico, tanto que pasa a vagar con su cuerpo fluídico por campos vibracionales, también conocido como astral inferior, influenciando a las personas que se ligan a él por pensamientos y sentimientos afines. Los espíritus que permanecen en el astral inferior forman corrientes vibracionales obsesoras, que no se apartan de las personas psíquicamente débiles, por el placer de estar al lado de aquellas con quien tiene afinidades.

Aunque la persona conduzca la vida de forma correcta, para que su evolución espiritual no sea lenta, es importante que haga una auto reflexión diaria antes de la limpieza psíquica, para evaluar cuales son los atributos y las facultades espirituales que necesitan de perfeccionamiento.

Es fundamental que las personas se esclarezcan espiritualmente estudiándose a sí mismas. Quien no mira para dentro de sí no puede reconocer sus propias imperfecciones, para corregirlas, considerando las leyes evolutivas de causa y efecto y de atracción.

La competitividad descomedida existentes en diversas áreas del conocimiento y de las relaciones humanas en el mundo actual conduce al individuo para el camino del egoísmo, de la prepotencia, de los preconceptos, de la deslealtad y consecuentemente, del desprecio por el semejante.

Los individualistas, más tarde o temprano, caerán en el vacío cuando percibieren que el patrimonio conquistado, y del cual tanto ansiaron usufructuar, envés de haberles traído felicidad los condujo a la frustración espiritual, porque las riquezas materiales son efímeras en cuanto los valores morales son perennes.

Las decepciones provocadas por la propia persona o por terceros crean varios disturbios psíquicos, como la depresión, ansiedad y fobias, que asolan a las poblaciones del mundo. Cuando los seres humanos se alejan de los deberes espirituales el subconsciente reclama el retornar a la trayectoria evolutiva planificada, pero que fue olvidada.

¡Es hora de despertar para la espiritualidad, de no perder tiempo! Claro que los compromisos de naturaleza material de la vida deben ser conducidos con perseverancia y dedicación, pues la necesidad de residencia, de educación, instrucción y cultura, de alimentación y descanso requiere recursos financieros provenientes del trabajo honesto y productivo, aunque los verdaderos bienes sean los espirituales. Por eso, es importante luchar por la evolución espiritual, porque la vida está hecha de luchas y de victorias si la felicidad estuviere en la satisfacción del deber cumplido.

Humberto Rodrigues

Traducido al español por Adelina González Bermúdez