Lectura del Mes – Octubre 2020

Entiendan la importancia del estudio, disciplina y trabajo

Entre las muchas orientaciones que damos, recordamos la importancia del estudio, de la disciplina y del trabajo como factores que también conducen al esclarecimiento, al progreso material y a la evolución espiritual de los seres humanos. El estudio requiere conocimientos en el campo de la espiritualidad, la disciplina debe ser fundamentada en el respeto propio y al del semejante y el trabajo exige relación armónica con el mejoramiento del carácter y de la moral, todo de acuerdo con lo que preceptúan los principios racionalistas cristianos.

Nuestro alerta es en el sentido de que todos deben tener en mente la importancia del estudio, de la disciplina y del trabajo. Las personas indisciplinadas, que comprometen la convivencia social con ese tipo de comportamiento, las que trabajan ignorando la dimensión trascendente de la actividad laboral y las que creen que el  estudio es innecesario al hacer poco caso por los fenómenos metafísicos son fuertes candidatas al fracaso material y espiritual.

Observen, por ejemplo, las actividades de las casas racionalistas cristianas en el ámbito mundial: todas son antecedidas por la limpieza psíquica del ambiente y de los participantes y realizadas en los horarios determinados, porque resultan de esa concentración de pensamientos y de la disciplina de vibraciones formadora de corrientes que les dan sustento  al éxito y a la seguridad pretendidos por las Fueras Superiores que coordinan las reuniones espiritualistas realizadas.

Las casas racionalistas cristianas tienen disciplina específica para todas las actividades que realizan: horarios para iniciar las reuniones, para los reflejos de pensamientos y respectivas consideraciones por parte de los orientadores de las reuniones públicas, siempre fundamentadas en el estudio de la espiritualidad defendida por el Racionalismo Cristiano, bien como para las fortalecedoras y esclarecedoras orientaciones del Astral Superior. Son momentos en que las acciones espiritualistas de naturaleza mediúmnica coordinadas por las Fuerzas Superiores están ligadas a su esencia moral y ética, no son confabulaciones entre vivos y muertos, como preceptúa la doctrina espiritista.

Por tanto, los fenómenos trascendentes, por su propia naturaleza, huyen a la percepción de los sentidos humanos, traspasan el ambiente físico en que las personas viven. Por eso, el estudio minucioso de esa realidad invisible es importantísima, sobre todo si las enseñanzas absorbidas fueren colocadas en práctica en el día a día. Para eso, es necesario concentrarse en el estudio con el propósito de llegar a conclusiones acertadas, sin colocar en la apreciación de los hechos metafísicos prevenciones, mitos, tabúes y fantasías ya seculares.

Las orientaciones recibidas en las casas racionalistas cristianas tienen por fin llevar el esclarecimiento espiritual a las personas que asisten a las reuniones públicas, especialmente a los asistentes que  comparecen por primera vez, a fin de despertarlos para la espiritualidad. Los ejemplos de disciplina, estudio y trabajo propios de la realidad espiritualista que el Racionalismo Cristiano defiende y divulga sirven de estímulo a todos los que quieran seguir por el camino de la prosperidad material tomando siempre en cuenta las oportunidades que traen simultaneo crecimiento espiritual, comportamiento que debe considerar el trabajo honesto, continuo y bien hecho como una exigencia moral, seguir un método disciplinario individual como condición necesaria a la buena convivencia colectiva y exigir estudio riguroso de los fenómenos trascendentes como base de entendimiento de la vida real, que es la vida espiritual, al considerar la materia física densa apenas como medio necesario a la evolución en la Tierra.

Antonio Cottas

 

Las leyes evolutivas nunca fallan

Por mas inteligente que sea la persona, su capacidad de analizar los hechos humanos es limitada e imprecisa. Por esa razón, se oye decir, con mucha frecuencia, que la justicia terrena es fallida. De hecho, hay muchos equívocos en el análisis del comportamiento del género humano, en el examen de su carácter, de su personalidad. De esas interpretaciones incorrectas surgen las decepciones, las desilusiones, las injusticias.

Por otro lado, las leyes evolutivas nunca fallan, por ser leyes trascendentes. Todos, sin excepciones, están sujetos a las leyes evolutivas, especialmente la ley  de causa y efecto y la ley de atracción. Así, no hay reveses o dificultades por que pase el ser humano que él mismo no haya concurrido para tales sufrimientos en algún momento de su evolución espiritual, sea en la existencia en curso o en vidas anteriores. Esa verdad espiritualista no interesa ser dicha por muchos manipuladores de la realidad existencial cuando venden, literalmente, en beneficio propio e de las organizaciones de la que son porta voces, la idea de milagros o de perdones por los males hechos, no importando las consecuencias resultantes.

Al contrario de las engañosas promesas hechas por los que se consideran enviados de entidades divinas a sus crédulos seguidores, en las casas racionalistas cristianas, se afirma a las personas que participan de las reuniones públicas, (siempre proveedoras de fortalecimiento y esclarecimiento que reciben de los espíritus del Astral Superior que coordinan las actividades espiritualistas en campo astral) que son ellas mismas, en este plano físico, las únicas responsables, y también merecedoras, por el éxito alcanzado en sus vidas, pues todas poseen, indistintamente, los recursos espirituales necesarios para tal fin, cuando son bien utilizadas, como tener pensamientos elevados, hacer buen uso del libre albedrío y utilizar con inteligencia los demás atributos espirituales, como el raciocinio, la voluntad, el dominio propio y la capacidad creativa, que inspira las transformaciones y los mejoramientos en los diversos sectores de la actividad humana.

Por tanto, es necesario que las personas comprendan la verdad espiritualista que el Racionalismo Cristiano defiende cuando afirma que existe en la Tierra billones de seres humanos con diferentes niveles de evolución espiritual, interactuando en el medio familiar, en el ambiente de trabajo, en todos los sectores de la sociedad, cada cual con su forma de pensar y accionar, de entender la vida. Acciones y reacciones resultan de estímulos espirituales, que pueden ser o no aceptados, que causan buena o mala impresión, dependiendo del grado de evolución de las personas  involucradas y del ambiente fluídico en que están insertadas.

Cuando el ser humano se esclarece y comprende la realidad de la vida espiritual conforme la describimos, el no tiene actitudes impensadas, intempestivas o violentas, pues ya desarrollada su capacidad de percepción hace con que se aleje de ambientes fluídicos pesados, se recoja a un lugar tranquilo, fluidicamente liviano y compatible con las buenas y serenas decisiones que necesita tomar, evitando futuros trastornos y conflictos.

Entonces, además del atributo espiritual de la percepción, es importante que la persona también ejerza el autodominio y  la voluntad, coloque en práctica el valor que en mayor o menor escala ya posee, usando de todas las capacidades del bagaje espiritual acumulado en el subconsciente. Para conducirse en lo cotidiano del plano físico sin desviarse del camino trazado en campo astral, es necesario que también tenga buenos pensamientos y disciplina en el vivir, use de forma adecuada la facultad espiritual del libre albedrío, accione conforme su consciencia, sin dejarse influenciar por quien aun no despertó para la espiritualidad o por espíritu desprendido de la materia física que vaga por la atmósfera fluídica de la Tierra.

Aprovechen las enseñanzas que reciben en las casas racionalistas cristianas, lean los libros editados por la Sede Mundial del Racionalismo Cristiano, para tener mejor comprensión sobre los asuntos explanados por los orientadores de las reuniones públicas. Estudien, raciocinen, concluyan, definitivamente, que no existen milagros, perdones ni castigos. Son los seres humanos los pintores de la propia vida al diseñar los días futuros con los colores usadas en el presente, hasta el día en que las telas de las existencias en este plano físico estén acabadas y otras pinturas, en colores más claras y más diáfanas, sean por delante iniciadas en los campos superiores de la espiritualidad.

Humberto Rodrigues

Traducido al español por Adelina González Bemúdez